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Washington, 8 sep (EFE).- Un equipo de científicos de la
Universidad de Utah ha dado un paso insólito hacia el ideal de «leer
el pensamiento» de las personas con parálisis avanzada, en un
estudio que muestra que es posible traducir las ondas cerebrales en
palabras.El estudio, publicado en la revista especializada «Journal of
Neuroscience» y recogido hoy por varios medios estadounidenses,
explica que este hallazgo que parece propio de una película de
ciencia ficción fue posible gracias a la colocación de electrodos en
el cerebro.El equipo liderado por el bioingeniero Bradley Greger diseñó un
delicado mecanismo que consistía en distribuir los electrodos en dos
«rejillas» del tamaño de un botón que colocaron en los centros del
habla del cerebro de un paciente epiléptico.Los científicos conectaron entonces el sistema de electrodos a un
ordenador dispuesto para grabar señales cerebrales y presentaron al
paciente 10 palabras que consideraron útiles para una persona
paralizada: «sí», «no», «calor», «frío», «hambriento», «sediento»,
«hola», «adiós», «más» y «menos».A continuación, pidieron al paciente que tratara de repetir las
palabras en voz alta, y comprobaron que, en una proporción del 76 al
90 por ciento de los casos, el ordenador mostraba las mismas señales
cerebrales para cada palabra que las que había enseñado durante el
experimento anterior.«No cabíamos en nosotros mismos de la emoción cuando vimos que
funcionaba», dijo el profesor Greger en un comunicado adjunto al
estudio.Greger no dudó en calificar el hallazgo de «lectura del
pensamiento» y expresó su esperanza de que «en dos o tres años esté
disponible para su uso en pacientes paralizados».La posibilidad de que pensar en una palabra produzca las mismas
señales cerebrales que decirla conduce a Greger a creer que la
creación de una máquina de traducción y de repetición de la palabra
en cuestión no es nada disparatado.«Hemos probado que estas señales nos dicen lo que la persona está
pensando, pero necesitamos ser capaces de traducir más palabras con
más precisión hasta que se convierta en algo que un paciente pueda
considerar útil», explicó.Un tipo de paciente que podría resultar especialmente beneficiado
es, según Greger, el que padece el síndrome de parálisis temporal
tras sufrir un ataque.En ese estado, los pacientes suelen comunicarse con movimientos,
como el guiño de un ojo, para escoger las palabras de un listado,
pero la posibilidad de transmitir lo que piensan supondría un «gran
avance» para su autonomía.«Incluso si sólo logramos llegar a traducir 30 ó 40 palabras, eso
podría darles mucha mejor calidad de vida», aseguró.El descubrimiento, que de momento sólo ha sido ensayado en ese
único paciente, también podría beneficiar a los afectados por la
enfermedad de Lou Gehrig o el trauma profundo.Hasta ahora, la posibilidad de colocar electrodos en la
superficie del cerebro ha sido descartada en numerosas ocasiones por
el temor a causar daños irreversibles, algo que, según Greger, no
ocurre con su método, pues las pequeñas partidas de electrodos sólo
se depositan en los centros de habla, «y no se implantan».En su afán por «refinar» la máquina de traducción del
pensamiento, el equipo liderado por Greger ha aumentado el número de
electrodos que se agrupan en la rejilla de 16 a 121 sensores, con el
fin de aumentar la precisión de las lecturas. EFE
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